sábado, 8 de junio de 2024

Revista de Psicomotricidad Entrevista a Javier J. Múgica Flores. Mayo 2013

 

Revista de Psicomotricidad Entrevista a Javier J. Múgica Flores. Mayo 2013

 

Javier Jesús Mugica Flores es psicólogo y terapeuta de familia especializado en adopciones y protección infanto-juvenil. Socio de AGINTZARI S. Coop.de Iniciativa Social

 

Nos reunimos hace poco con Javier para hablar de las necesidades de los niños adoptados y este fue el resultado del interesante encuentro:

 

 

Gracias Javier por tu amabilidad.

 

[Antes de comenzar las preguntas Javier nos habla de la situación de los niños adoptados]

 

Pensando en la psicomotricidad y en las necesidades de estos niños vemos que necesitan aprender a gestionar cosas muy elementales puesto que muchos de ellos han estado en condiciones muy duras en los primeros meses o años de vida. Los niños han podido vivir en situaciones en las que ha habido poca estimulación o les han cogido poco o les han acompañado poco o quizás les han tenido y contenido poquito.

 

Por estos motivos son niños que andan y aprenden a hacer cosas más tarde. Unos por estas carencias son más torpes aunque luego tenemos a la contra los que tienen una movilidad importante pero poco control de esa movilidad.

 

Todo este movimiento les lleva muchas veces a ponerse en situaciones de riesgo. Pueden moverse demasiado sin una capacidad de controlar las distancias, sobre todo los más pequeños, con los cuales los padres adoptivos tienen que estar muy atentos porque se van. No hay un vínculo todavía sólido que les diga: cuidadito te estás alejando de tu fuente de seguridad. Hasta que no generan eso… pero más tarde generan lo contrario, después de empezar a vincularse como pueden, muchos empiezan a generar apego inseguro de tipo ansioso, lo cual ya es algo desde donde partir hacia la construcción de un vínculo cada vez más seguro.

 

Así que o por exceso de movimiento descontrolado o por falta de ejercitación, o de acompañamiento o contención… pues muchos de ellos necesitan que se trabaje en ese aspecto.

 

Ocurre otro tanto con la integración de las sensaciones y el aprendizaje de las emociones porque los gestos y los movimientos generan situaciones emocionales. Todo esto son necesidades básicas que tienen muchos de ellos ya que no han tenido ese maternaje que les hace ir aprendiendo, comprendiendo, integrando las cosas más básicas.

 

Vemos niños a los que los sonidos les retumban, no ya que les asuste un sonido alto sino que les produce un auténtico displacer físico.

 

En otros es el tacto, muchas familias se lamentan de que estos niños a veces no buscan el contacto. Se mueven entre el miedo y sensaciones no placenteras. A cualquiera cuando nos acarician nos gusta. Algunos cuando son mayores incluso reconocen que no les gusta que les toquen o que les acaricien, solamente lo pueden tolerar en condiciones muy muy determinadas.

 

Algo que también vemos es la cuestión de los olores. Lo hay que huelen casi como animalitos... a mí siempre me impacta, he conocido chicos y chicas que dicen que entrando en casa ya saben lo que hay en la nevera. Muchas cosas les huelen mal o muy fuertes o incluso los sabores también pueden estar alterados o diferentemente calibrados. Recuerdo una madre que extrañada decía que a su hijo le picaba el sabor del plátano. Quizás los sentidos son de lo poco que tuvieron o que pudieron desarrollar para entender el mundo de abandono en el que vivieron los primeros meses, entonces se tienen que valer de lo que tienen y como pueden.

 

Independientemente de que sus orígenes han generado sensaciones, un orden y una organización…Todo eso desaparece igual que desaparecen los sonidos, el idioma, el lenguaje, los tonos. Desaparece todo, es lo que le pasa al adoptado que lo pierde todo. Gana una familia, y un nuevo mundo y una nueva vida pero a costa de perder absolutamente todo lo demás por lo cual se quedan sin continente. No son contenidos porque pierden esos referentes que ayudan a tener una cierta seguridad.

 

 

Javier. Hemos visto que a lo largo de la última década, en las escuelas, se ha incrementado notablemente la asistencia de niños y niñas adoptados. Para acercarnos a la realidad de su situación y de sus familiares: ¿podrías hablarnos de algunas de las cuestiones que te parecen más importantes tanto en el proceso que se sigue para la adopción como para los diferentes momentos de la post-adopción?

 

Ahí has tocado un montón de temas: lo que sería desde los preparativos a la selección de familias a luego el acompañamiento. Es un tema largo y luego ya si hablamos de la escuela ni te cuento.

 

En prácticamente todas las escuelas de nuestra comunidad tienen niños adoptados. El porcentaje es entre el uno por ciento y algo más porque sabemos de escuelas que tienen más, porque los adoptantes dirigen a los niños hacia los centros educativos que son de su cuerda, de su forma de pensar y de su forma de sentir.

 

Hablando de pre-adopción y post-adopción algo que echamos mucho de menos es que se ha detectado que las familias adoptan muchas veces sin saber a qué se están enfrentando y no ha habido nadie que les advierta.

 

Es algo que se hace bastante a ciegas o solamente en base a expectativas y deseos y cumpliendo una serie de procedimientos que con frecuencia no se entienden; con lo cual las familias no entienden porque a ellos se les evalúa o porque ellos tienen que demostrar idoneidad; y no hay claridad de que la adopción es una medida protectora.

 

Hoy por hoy hay más familias que quieren adoptar que niños que son adoptables. La gente piensa que es lo contrario y que hay muchísimos niños para adoptar y que por tanto no debe ponerse cortapisas. Sin embargo hay cálculos que hablan de muchas familias por cada niño adoptable, si esto lo llevamos a la realidad nacional ahí la posibilidad de adopción nacional es muy escasa porque hay muy pocos niños adoptables a nivel nacional.

 

En estos momentos, más del 90% de nuestros niños y niñas adoptadas son de adopción internacional. Lo cual nos hace tener un perfil muy concreto del niño o niña que adoptamos. Estamos hablando de niños y niñas muy mayores (más de 18 meses) con experiencias de abandono severas, incluso muchos que vienen de países del este con abandonos en el momento del nacimiento que se han pasado los 2 o 3 primeros años de vida en institución y que por tanto no han podido construir esos vínculos de apego que les permiten construirse como personas y entender el mundo, su propia realidad interna y como son las interacciones con las personas fuera de lo que es esa institución en la que se han criado.

 

Echo de menos que la gente tenga una idea más clara de que perfil de niño se está adoptando. Estamos adoptando niños abandonados con evidencias de abandono muy tempranas. Y además se adoptan de forma muy tardía con lo cual son niños con un altísimo porcentaje o probabilidad de tener dificultades de desarrollo.

 

Ahora los recursos de pre-adopción incluyen una formación obligatoria que antes no existía, sigo pensando que sigue siendo insuficiente, la gente que la ha hecho ha hecho “cursillitos” muy breves cuando yo entiendo que tendrían que ser auténticos cursos de muchísimas horas para prepararse ante los retos que supone el construir un vínculo seguro partiendo de un vínculo absolutamente inseguro que es el estilo con el que ellos llegan.

 

Lo cierto es que cada vez hay más conciencia. Las organizaciones de las familias adoptivas están organizando cosas para paliar pero como que llega siempre muy tarde.

 

Ahora se está centrando mucha actividad en el ámbito de la post-adopción. Las autoridades se han dado cuenta de esas deficiencias y dificultades. Además esos errores previamente cometidos están generando el que se empiece a ver niños adoptados que terminan institucionalizados en centros de acogida en la adolescencia, lo cual es vivido como un inmenso fracaso. Pero tampoco hay que dramatizar, nosotros estamos trabajando con chicos adolescentes que están en centros de acogida y que el pronóstico que tienen es generalmente bastante bueno. Lo tienen muchísimo mejor que todos esos chicos de trayectoria social difícil y que realmente no disponen de una familia que se vaya a hacer cargo. Normalmente parte de los chicos adoptados tienen familias potentes, con recursos que una vez que se trabajan los conflictos propios del momento y de las situaciones que se han ido generando en los últimos años, pues las cosas derivan a mejor.

 

En post-adopción nos faltan muchos recursos, nos faltan especialistas, una cultura generalizada donde se entienda qué es un abandono y qué consecuencias tiene o qué sucede a las personas que han vivido este tipo de experiencias previas. A esto los técnicos no están respondiendo adecuadamente: mayoritariamente psicólogos, especialistas en infancia, no han respondido, no están respondiendo a las demandas de las familias. Esta queja la hacen las familias constantemente: Nadie nos había dicho de esto hemos consultado ya con un diferentes especialistas, dos, tres, cuatro… y es que para muchos somos el cuarto o el quinto.

 

Cuando vienen aquí ya han pasado por un montón de gente. Y en pocas ocasiones o prácticamente casi nunca han tratado el tema del abandono o no se han centrado en las necesidades específicas que tienen estos niños.

 

Con lo cual hay un déficit importante; por una parte de las familias que no conocen o no saben lo que van a tener que hacer para adoptar a su hijo y luego hay un déficit también a nivel social y comunitario donde la generalidad desconoce lo que necesitan estos niños y niñas y no hay especialistas suficientemente preparados. Ni siquiera hay recursos establecidos por ejemplo para evaluar las necesidades de estos niños que es algo que debería hacerse como con cualquier niño discapacitado.

 

Nosotros esto y otras cosas son las que propusimos en la Comisión del Senado para la Evaluación de la Adopción Nacional y el Acogimiento Familiar. Entre otras cosas proponíamos que a estos niños se les conceda un estatus de víctima de abandono y que eso conlleve necesariamente la valoración de sus necesidades y la adecuación de los recursos comunitarios a sus necesidades. Es decir, que el sistema educativo que se agache un poquito porque cuando estos niños llegan con 6 años a primero de primaria no tienen la madurez de sus compañeros, con lo cual muchos de ellos están arrastrando ese plus de inmadurez de forma continua.

 

Antes de seguir con este tema ha quedado clarísimo el tema de post-adopción pero también me pregunto si muchas cosas de las que has hablado para hacer en post-adopción no estarían bien a nivel preventivo en la anterior fase.

 

Por supuesto, lo que es formación sobre las necesidades de estos niños, los adoptantes tendrían que saber. Primero ver y valorar las necesidades de sus hijos para un montón de cosas, ya que ellos muchas veces esperan respuestas o comportamientos que para un niño que ha vivido en abandono no son fáciles de satisfacer. Con lo cual a veces los procesos de integración son complicados y difíciles.

 

A veces las familias no lo tienen fácil a pesar de que hacen los cursillos. El comienzo de la adopción es casi siempre con mucha ilusión, con mucho deseo, con muchas ganas, con mucho cariño, con mucha protección, pero también a veces con muchísimo desconcierto. Y sin decir fuera de casa lo que realmente les sucede, porque no quieren que se sepa o se callan por muchísimos motivos.

 

La primera fase fue durísima y yo me pregunto pues a nivel preventivo esas preparaciones de post-adopción…

 

Cuando trabajamos con las familias o con instituciones o con profesionales para hacer este tipo de cosas hablamos de la especificidad del proceso de integración de estos niños:

 

Normalmente lo que va a suceder: primero una fase adaptativa, donde el niño… se pregunta: ¿esto de qué va?, ¿me gusta?, ¿esta gente es buena?, ¿me trata bien?...Aquí tengo mil cosas que no tenía antes y estoy bien y se satisfacen mis deseos y necesidades. Pero luego ese niño va a tener que empezar a consolidar esa relación y es cuando se empezarán a hacer pruebas, empezará a comprobar si ese sistema es sólido o no, si se le quiere o no, si hay seguridad o no y entonces va a poner muy patas arriba un montón de aspectos de la vida familiar.

 

Muchas familias no entienden ese empeoramiento del comportamiento porque consiste en retar, consiste en no obedecer, en agredir. De alguna manera el niño te expresa lo que es, lo que sabe y lo que puede, pero lo hace con sus comportamientos. No da explicaciones.

 

Antes el niño (si es adoptado grande) era delicioso porque estaba en fase adaptativa pero cuando empieza la fase de trasferir al momento presente todas las dificultades o todas las inmadureces del pasado muchas familias llegan a pensar: que o están fracasando, o que no lo saben hacer, o que esto es culpa suya, que no saben educar. Ponen en cuestión sus propias facultades cuando no tienen nada que ver porque normalmente la mayoría reacciona bien, se ponen firmes, se vuelven a poner los límites como debe ser, protegen y a la vez que el niño se siente ya con los límites y contenido vuelve a estar otra vez en estado tranquilo y entonces a comportarse cariñoso y obediente hasta la próxima negativa o pequeña crisis. Hubo esos comportamientos problemáticos pero también hubo una aparición de las expresiones de afecto, de cariño, de sentimientos de seguridad. Es un niño que tiene como dos caras.

 

Es como que están aprendiendo a comportarse, que están aprendiendo todo lo que por naturaleza uno va integrando. No solamente si me he portado bien sino si he hecho bien...

 

Sí, por ejemplo, cuando se dan cuenta que han hecho cosas que están mal pero no han podido controlarse…

 

Ellos mismos a veces no controlan su ímpetu, sus emociones, sus deseos, sus pensamientos; no controlan sus impulsos, porque gestionar la rabia, gestionar la tristeza, gestionar determinadas emociones es muy difícil. Cuando nunca has tenido en tus primeros años de vida una contención emocional de alguien que te alivia, de alguien que te protege, que te explica, que conecta contigo y te da a entender cómo funciona el mundo y como funcionas tú mismo. Esto lo tiene que aprender a posteriori, y a base de ensayo y error constante… Habiendo construido previamente unos esquemas de funcionamiento que ya están operativos, guste o no.

 

¿Cómo influye la edad de los adoptados en todo este proceso?

 

La edad de adopción es un factor más. A veces se sobrevalora la importancia que tiene la edad. Lo importante es que ha pasado antes de la adopción, como ha sido esa experiencia de abandono y de qué manera ha incidido en la vida del niño, que recursos ha tenido o que no y ahí hay muchas diferencias.

 

Por ejemplo, estamos viendo niños de Etiopia que han vivido con su familia hasta 2 o 3 meses antes de ser adoptados. Estos niños vienen con una construcción a nivel personal muy sólida y no son niños con dificultad más allá de esa integración, de ese duelo que tienen que elaborar por las pérdidas que sufrieron, pero son niños mucho mejor construidos que estos niños que proceden de experiencias de maltrato o que proceden de experiencias de abandono al nacer y que vienen aquí con 2 o 3 añitos y que no han tenido maternaje.

 

Incluso con meses cuando se adopta se los ve muy distintos ya que son las características familiares intrínsecas de cada uno de ellos…

 

Una adopción tardía es a partir de los 18 meses. Los adoptantes y no sólo adoptantes sino muchos profesionales y mucha gente en general cuando decimos esto dicen: “si era muy pequeño cuando vino y ya no recuerda nada”.

 

Ya, no recuerda nada pero lo ha vivido todo, lo ha integrado todo, lo ha construido todo en base a aquello, entonces no necesita recordar. Es que como dice por ahí alguien: es que el abandono lo tiene integrado en el ADN de sus células. Está ya muy incorporado a su mundo, a su forma de ver la vida, a su forma de sentir y percibir. Con lo cual la gente se sorprende, pero estamos viendo niños neonatos adoptados con dificultades graves que muchas veces no tienen tanto que ver con que hayan vivido procesos escandalosos de maltrato y abandono sino con que en los procesos de integración no han visto satisfechas algunas de sus necesidades emocionales básicas.

 

La gente cree que si te he adoptado al poco de nacer entonces no pasa nada. No, pasa que sí, tarde o temprano descubren el abandono y el descubrimiento del abandono sucede entorno a los 6, 7 u 8 años, dependiendo de la madurez de cada uno, vemos que se revoluciona el mundo interno del niño.

 

Cómo sé yo que tú no me vas a abandonar si a mí ya me han abandonado una vez, si no entiendo porque me abandonaron no sé porque no lo vas a hacer tú también.

 

Entonces es como que el mundo se fragiliza, no estoy seguro, vemos a muchos niños entorno a los 8, 9, 10 años que empiezan con los miedos al abandono, angustias, mal comportamiento, rabietas y coincide con lo que Brodzinsky habla del inicio de ese duelo adaptativo. Es entonces cuando pueden hacer el duelo por todas esas pérdidas que sufrieron por el hecho de ser adoptados y es cuando empiezan a pensar en la familia biológica: en la madre, en si tendré hermanos en qué pasó, qué sucedió, me querían no me querían por qué, qué hice yo para que me hicieran esto

 

Empieza todo un montón de preguntas. Que como los adoptantes no sepan que existen pasan desapercibidas, porque a veces en el mejor de los casos cuando los niños las hacen y las preguntan es porque ya hay confianza suficiente… Pero no es facil para los niños poner palabras a experiencias y sentimientos que ellos mismos no tienen claro.

 

Muchas veces para los adoptantes es como un no sé qué decir o no sé qué contestar o como lo que quiero es que no sufra y le cuento todos esos cuentos que muchas veces están publicados y que son pura toxina para la cabeza de estos niños, porque les meten conceptos e ideas absolutamente tóxicas. Estamos hablando de toda la narrativa peligrosísima de “Yo te elegí”, “Naciste de mi corazón”, cosas que no pasan y además el niño a los 8 años ya sabe que alguien le dejó y lo que necesita es entonces  saber que pasó.

 

Y la gente quiere proteger a esos niños y les hablan de cuando te fui a buscar en el avión. Y del avión y del avión,… pero es que antes del avión pasaron un montón de cosas y que son las que realmente al niño hay que clarificarle para que sienta que el suelo que pisa es un suelo firme.

 

¿Cuáles serían unas frases paralelas que ayudarían?

 

No hay que negar la existencia del abandono, el abandono es una realidad, una realidad que además es dolorosa para los niños. Los padres no pueden decidir si le va a doler o no le va a doler. Lo que pueden elegir es: le acompaño en el sufrimiento o no le acompaño, pero no pueden decidir si esto duele o no duele.

 

En el momento que el niño tiene ya conocimiento de que no ha nacido de la tripa de su madre ya va a descubrir todo el abandono y entonces puedes elegir entre le acompañas en ese proceso de comprenderlo y de dotar a eso de una significación que le permita reconciliarse con el abandono y con sus consecuencias o le dejas a solas que lo haga él con todo lo que escuche en el ambiente, con todas las cosas que sucedan las entienda o no, las conozca o no.

 

Esas cosas son muy toxicas porque primero un niño de 8 años lo oye de sus compañeros porque algún adulto se lo dijo a sus compañeros: no es tu madre verdadera. ¿Dónde estará tu madre verdadera? o tú no eres de aquí o tú no perteneces a nuestra comunidad o vete a tu país en el momento que el niño tiene algún conflicto con algun compañero o compañera.

 

El vete a tu país lo estamos viendo ya de forma escandalosa. Una gran cantidad de racismo y xenofobia que están sufriendo, pero unos niveles que raya ya el escándalo y el trastorno social porque el racismo es un problema de la comunidad no es un problema de los que tienen diferencias.

 

Javier,¿cuándo y cómo poner palabras a esta historia previa a la adopción?

 

Pues desde que se aprende a hablar, desde el principio el niño tiene que saber incluso antes de entender para que pueda ir también programando su pensamiento y hacer esas preguntas en el máximo de confianza posible y luego también adecuando respuestas y contenidos a su proceso evolutivo. Hasta los 5 o 6 años no va a entender lo que son los vínculos de consanguinidad por tanto es el momento que simplemente sepa que no naciste de mi tripa. Le va a fastidiar, no le gusta nada, pero eso ya está todo en marcha una vez que le has dicho eso. Luego hay que estar pendientes, hay que acompañarles porque van a pasar cosas, el niño va a reevaluar su situación y en su mundo interno se van a mover muchas cosas, va a haber muchas preocupaciones, muchos pensamientos. Por lo tanto va a haber un trabajo emocional extra y especifico del niño adoptado, una tarea añadida a las otras de la infancia, que no le pasa al niño que no es adoptado y que no es víctima de abandono. 

 

Se podría hablar de diferencias entre el desarrollo de los niños adoptados y el de los biológicos. ¿Tienen necesidades específicas?

 

Ahí por ejemplo tenemos incluso que cambiar de lenguaje porque biológicos son todos.

 

Hablaremos de adoptados o no adoptados los adoptados y no adoptados son iguales. La esencia del funcionamiento de cualquier niño es la misma. Hoy por hoy no hemos encontrado en el hecho de ser adoptado ninguna diferencia significativa más allá de las experiencias habidas.

 

Lo determinante no es el hecho de ser adoptados sino el hecho del abandono. De cómo se produjo, con qué circunstancias, de qué manera repercute y de qué manera lo van pudiendo elaborar los niños en función de los recursos que también los demás les ponemos.

 

Por tanto, sabemos que estos niños tienen necesidad de entender esto, de comprender, de asimilarlo, de elaborar estas pérdidas y las pérdidas que suponen ese corte y esa ruptura con los orígenes porque esto afecta a la construcción de la identidad al sentido de quién soy yo, a dónde pertenezco. Necesitan que se les ayude a construir esa identidad partiendo de la realidad que a ellos les ha conformado.

 

En ese aspecto tienen necesidades que no tienen los no adoptados porque el no adoptado no tiene que elaborar un abandono, pero hay no adoptados que también están viviendo experiencias de abandono o las han vivido. El abandono no es privativo de los que tienen carencias o dificultades importantes o situaciones críticas. Al final a cualquiera que le hagamos lo mismo va más o menos a funcionar parecido o teniendo necesidades similares.

 

Vemos la necesidad, primero hay que paliar los daños habidos por el abandono a nivel de desarrollo y claramente hay que poner recursos desde psicomotricidad, logopedias, aprendizajes diferenciados, evaluaciones, psicoterapias, lo que necesiten.

 

Ya has contestado a la siguiente. ¿Es conveniente contar con ayudas terapéuticas?

 

Sí, pero no en todos los casos. A veces lo que necesitan las familias es acompañamiento una especie de ITV un donde poder contrastar las cosas que nos pasan. No siempre lo que les pasa es malo, porque no estamos hablando necesariamente de una patología. Ni la adopción es una patología ni el abandono te condena. Es como elaboras tú ese abandono lo que en unos genera una sintomatología, unos problemas o no pero ni tan siquiera el abandono afecta a todos igual, ni todos lo integran igual, ni todos lo elaboran igual.

 

Es una circunstancia, un estigma que no se quita nunca y que además lo heredan los hijos de los adoptados en otra intensidad. Si yo supiera que mi madre es adoptada me gustaría conocer esas otras raíces. 

 

Eso lo están viendo ahora los adoptados adultos con sus hijos que también tienen que hacer una segunda revelación a sus propios hijos de cómo son las cosas a nivel identitario - genealógico, sin que demos a la genealogía el valor que no tiene porque está inflamado. La genealogía yo creo que está inflamada.

 

No están condenados a estar desperdigados, los adaptados al final elaboran. Tardan tiempo, pero ya estamos viendo adolescentes jóvenes que son capaces de reconciliarse con su abandono y decir: gracias a que a mí me abandonaron yo he tenido unas oportunidades que no habría tenido si a mí me hubiera continuado la vida en ese sitio. 

 

Pero claro, hacer todo esto… es costoso y no se puede hacer hasta la adolescencia, pero si has tenido muchas dificultades durante la infancia, estas convulsiones te impiden poderte centrar en esto que para muchos de ellos es terrorífico o es muy molesto. Hay muchos adoptados que dicen que no pueden con este tema. No pueden primero porque es doloroso, segundo porque es muy desconcertante, tercero porque muchas veces la gente da unas informaciones que lo que hacen es tapar más que abrir y existe la creencia que esto se puede hacer sin dolor y sin mover aspectos importantes de uno mismo.

 

¿Qué opinión tienes ante la actitud, ante el aprendizaje: “no sé” “no puedo” que suele aparecer en determinadas ocasiones? ¿Cómo debemos enfocar estas dificultades? ¿Qué respuestas podemos tratar de dar?

 

Ahí lo que nosotros comentamos es que con nuestros niños antes de escolarizarlos, en la medida de lo posible, hay que hacer una buena evaluación. Hay que escolarizar en función del nivel de madurez no de la edad cronológica y sobre todo tener en cuenta que la sobre-adaptación no significa integración.

 

Los niños al principio están sobre-adaptados en la etapa de educación infantil pero luego en la primaria va aflorando ese diferencial. Vemos que son muchos los niños adoptados que repiten curso. Algunos terminan la primaria, la secundaria más o menos bien pero hay muchos que se atascan especialmente en la secundaria.

 

El niño abandonado es un niño con menos herramientas para aprender, con dificultades para prestar atención y con una atención que la ha tenido que dirigir hacia la supervivencia por tanto son niños que con mucha frecuencia lo controlan todo pero no se enteran de nada. Están pendientes de todo lo que pasa en el entorno porque han tenido que aprender a observar el mundo de esa manera y claro esto es muy difícil si yo estoy dando una lección para 5 o para 15, este niño estará escuchando los camiones que están en la calle, o contando las moscas que hay o si por el pasillo pasa alguien porque su percepción se dirige hacia eso no hacia prestar atención.

 

Son niños con menos capacidad para explorar el mundo porque explorar el mundo, significa, tener, partir de un sentimiento de seguridad. Ellos exploran de nuevo en la medida que se sienten seguros, si sienten peligro me achanto y busco controlar para garantizar mi integridad y así estaré menos abierto al nuevo conocimiento. Sobrevivir es lo primero.

 

Muchos de estos niños tienen una mala autoimagen, una mala autoestima, se sienten que no son capaces de hacer cosas sencillas y con frecuencia les pedimos cosas para las que no están preparados o ellos necesitan más acompañamiento, porque el proceso de emancipación o autonomía en ellos aparece más tarde. Ellos quedaron separados, entonces vivieron solos, de repente y un tiempo viviendo solos que no es ser autónomo. Es vivir como puedas, sobrevivir, luego llegan unos marcianos que los adoptan, que los meten en un mundo completamente extraño. Sucede que lo que hasta ahora les servía para sobrevivir en la nueva familia no vale y tienen que aprender a depender y renunciar a esa soledad y entonces lo que generan es una dependencia. Cuando el niño de su edad ya tiene una autonomía ellos tienen que generar dependencia para construir un vínculo cada vez más seguro.

 

Conforme van generando el vínculo van pudiendo autonomizarse con más dificultades pero su nivel de autonomía nunca es parejo al de los demás.

 

Su capacidad para afrontar una dificultad, para creer que lo pueden hacer, que lo saben hacer o la seguridad emocional de lo que voy a hacer es menor. Además muchos de ellos tienen el sentimiento de que lo voy a hacer mal y me van a regañar y me van a dejar de querer.

 

En ciertas edades ellos lo asocian a que si fracaso me van a abandonar, a los 8 o 9 años cuando notan que no terminan de aprender a leer, o les cuesta el cálculo o no entienden lo que leen o no pueden memorizar lo que estudian o lo que estudian lo retienen pero al día siguiente un bloqueo hace que desaparezca y que el examen se convierta en un cero sin que nadie haya tenido en cuenta si estudio o no estudio, o como lo hizo,… para muchos de ellos la vida escolar es un infierno.

 

Un infierno donde no tienen garantías ni seguridad donde los aprendizajes son de la misma manera. Son niños en su mayoría menos estables, dan como bandazos con momentos donde están muy lucidos y hacen muy bien y momentos donde no atinan porque están perdidos o bloqueados.

 

Ya pero nos encontramos con un profesorado que no sabe cómo.

 

El profesorado no entiende muchas veces esto porque ve lo bueno y luego lo malo y dice: “El niño si puede pero no quiere. Aquí que pasa, este me quiere fastidiar o aquí pasa algo”. Y la voluntad no es algo que estos niños gestionen adecuadamente porque a veces viven con el sentimiento de ser dirigidos por su propio deseo pero sin una capacidad para poner límite al deseo, a la angustia, a un montón de emociones y sentimientos que ellos no tienen la capacidad de controlar como los demás.

 

A veces hay niños que dicen: “la profesora me ha puesto un cero” o “me ha dicho que no estoy atenta”, y se deprimen. Es una actitud que se lo toman como si les hubieran dicho “no me quieres”.

 

No me quieres, soy tonto, es constantemente el pensamiento. No me quieres, además el miedo a que me excluyas. Entonces hago cosas mal porque estoy muy rabioso o muy asustado y la angustia y la ansiedad me lleva a estar inquieto y esto me lleva a saltarme normas y a ser agresivo y a estar a la defensiva.

 

Si el adulto interpreta como que el niño es disruptivo… Esto lo vemos mucho. Evaluamos aspectos como la ansiedad pero también la agresividad y claro que perturba en la escuela: la agresividad, la falta de atención y el no cumplimiento de las normas y los aspectos más internalizantes de la angustia, la ansiedad, la depresión.

 

El pensamiento se desorganiza, eso no se tiene en cuenta o las reacciones psicosomáticas tan frecuentes en los niños tampoco se valoran. Al no tener capacidad para poder canalizar las emociones o las perturbaciones de una forma más racional o con una expresión más acorde al resto, pues entonces el cuerpo asume el control y duele la cabeza o duele la tripa. Muchas cosas de esas.

 

Aquí sería conveniente decirle al niño por parte de la familia que la profesora es la profesora y ella le pone un cero porque no ha hecho las sumas pero que en casa tiene un 10 porque ha trabajado todas los días.

 

La profesora es la que da el modelo que todos los niños siguen. Lo que tiene que hacer la profesora es valorar el esfuerzo del niño. Acompañarle porque cuando estos niños tienen acompañamiento funcionan. Cuando se reconoce que no tienen la autonomía de los demás y se les apoya y acompaña funcionan.

 

Es lo que dicen las familias, si yo trabajo con él el niño hace y funciona. En el colegio está solo y con mucha frecuencia lo que hacen es, que lo que no ha hecho en el cole se lo lleva a casa a terminar, con lo cual convierten la familia en un aula de apoyo y hay viene otro desastre porque entonces anulan el poder de la familia para facilitar el desarrollo desde el punto de vista socio-emocional y la convierten en un profesor inadecuado; además con mucha irritación porque ahí se genera mucha conflictividad y muchísima frustración.

 

¿Qué reflexión aportarías con la cuestión de cambiar o no el nombre al niño adoptado?

 

Lo que sabemos es que el nombre es algo que identifica pero que se reconoce a partir de los dos o dos años y medio. Los niños descubren que tiene un nombre y ese nombre genera identidad. El consejo es que no desaparezca que sea igual al que los padres desean colocar y que den también la oportunidad al niño de tener un nombre que no sea friki o raro para el resto.

 

Si te llamas Jon pasas desapercibido pero si te llamas Magislao… aunque ahora también existen las modas de los nombres y demás, no pasa nada por conservar el nombre del niño pero también a veces los padres tienen sus deseos de nombrar y el nombre también tiene que ver con los ancestros de uno y las fantasías y deseos de uno y los niños pueden aceptar un nombre pero es bueno que conserven el nombre que tuvieron porque es de lo poco que pueden conservar. O lo único que alguno conserva.

 

Si en casa se te llama de la forma de siempre. Pues no sé… hay excepciones, por ejemplo: niño que se llama “Vova” que sería el diminutivo ruso de Vladímir. Pues en casa te llamamos Vova pero en la calle no te podemos llamar Vova, a ti no te va a gustar que te llamen Vova delante de 50 niños porque no. Mejor te llamamos Jon o Mikel.

 

El niño prefiere en esos contextos usar lo convencional. Es también facilitarle al niño o bien la transición o la acomodación pero siempre respetando porque sobre todo niños mayores añoran sus nombres y algunos incluso en la rebeldía de la adolescencia se lo cambian. Me acuerdo de una chavala que firmaba sus cosas y sus escritos con el nombre previo a la adopción. Esta fue adoptada con 11 años y le cambiaron su nombre.

 

¿Qué supone la adolescencia en el caso de los niños adoptados?

 

La adolescencia para los adoptados es el momento más difícil y más crítico porque una vez más tienen que hacer unas tareas emocionales que los demás no tienen que hacer y si además tienen que hacer valoraciones o balances de lo que han sido sus experiencias de sufrimiento previos entonces va a ser un momento especialmente difícil donde construir la identidad.

 

Construir con lo que me paso antes de ser adoptado, con las dificultades que he tenido en todo mi proceso adoptivo; que muchos han vivido situaciones de racismo o discriminación, a fracasos escolares, a dificultades que no fueron reconocidas, descalificaciones por parte de otros o burlas pues porque han ido más tarde en aprendizajes o en cosas de esas.

 

Bueno, construir una identidad con esos recursos…  la identidad es de alguna manera ese compendio, ese sumatorio de lo que son nuestras vivencias, experiencias, ancestros, historia, ahí tenemos que construir algo que es nuestro y que va a perdurar en el futuro.

 

Para ellos es más difícil. Como decía un adoptado: Es como que a los adoptados nos han hecho trampa. Porque a mis compañeros les han dado un puzzle y bueno lo han construido y han visto una imagen y ellos se reconocen y saben quién son. A mí es que me han dado piezas de tres puzzles diferentes y además es que aquí faltan piezas. Y esta pieza si no es de este juego entonces me vuelvo loco me cuesta veinte veces más y al final veo agujeros en mi imagen.

 

Que las puedes reconstruir en base a terapia, en base a trabajo personal pero que no siempre lo han podido hacer y ni es la adolescencia el momento en que ellos estén más dispuestos a que les lleven a psicólogos o a gente que ya han conocido y que nunca les habló de lo que ellos realmente sentían.

 

Es una tragedia que los técnicos solo hayan promovido sistemas de aprendizaje, o sistemas de autocontrol, o modelos de gestión de cosas o habilidades… ya que en pocas ocasiones se le ayuda a elaborar su abandono, su duelo, sus perdidas, o una compresión de porque les pasa lo que les pasa. O si lo que es pasa tiene una lógica y no es locura o rareza.

 

“Me han empastillado y no sé lo que tengo”. Hay niños y niñas que no saben lo que es una hiperactividad o un déficit de atención u otros síntomas y lleva años empastillados y no saben lo que tienen o no lo entienden. Y cuando les explicas que al niño que no le contienen, al niño que no le crían, que no le ayudan a entender la vida es luego un niño que no puede hacer igual que los demás, o que le cuesta más o lo hace más tarde se tranquilizan o empiezan a sentir que no son tan raros. Estamos viendo adoptados que la medicación les viene bien pero a otros que no les hace nada.

 

Es la medicina de “portarse bien”, que es como la gente la ve pero no es eso, es una muleta cuando tus impulsos se descontrolan y a algunos les ayuda a centrarse pero como no les ayudes a ir gestionando esas emociones esos sentimientos, esos pensamientos y esas vivencias pues viven muy equivocados.

 

Es en la adolescencia cuando uno tiene que construir quién es y el espejo biológico a los adoptados no le aporta ni datos ni nada tranquilizador. Físicamente no soy como mis padres. He podido asumir gestos, formas de hablar y de pensar pero lo biológico en el púber tiene un peso importante porque es su imagen, es su cuerpo, es eso que le crece y no sabe lo que es. Yo con mis hermanos sabía si iba a ser alto o no, si iba a tener mucho pelo o no, si mis caderas iban a ser anchas o si iba a tener tal o cual rasgo o aspecto, siempre era parecido a alguien de la familia. Esto me daba información sobre mi mismo. Pero estos niños no saben lo que van a ser. En el momento en el cual el cuerpo cambia a esos niveles, les cambia todo.

 

Es muy duro verdad, con la convivencia en situaciones de familias adoptivas donde unos hijos son biológicos de los adoptantes y otros son adoptados. A veces se adopta una criatura y luego se tiene familia biológica muy seguida. Y esto les complica mucho.

 

Lo que las familias tienen que saber es que son dos hijos con dos estatus distintos. El que comparte la biología y el que no la comparte, uno que no ha vivido el abandono y el otro que sí, uno que tiene que hacer unas tareas y tiene unas necesidades y el otro que no, uno que va a precisar diez veces más tiempo que el otro en muchas ocasiones para paliar las secuelas posibles del abandono.

 

Además aparecen diferencias asombrosas. Hermanos menores que no son adoptados frente a los hermanos mayores que son adoptados que les superan en conocimiento, en muchas cosas y esto al hermano mayor le duele piensa:“este no ha tenido las dificultades que yo tuve”. “Este ha vivido bien y yo no viví ciertas cosas o veo que le dan teta y yo no he visto, yo no he probado la teta”.

 

Hablamos con madres que dicen haber permitido a sus hijos adoptivos chupar el pezón ante el deseo o necesidad de sus hijos de satisfacer esta necesidad. No es lo mismo que dar pecho es facilitar el probarlo. Sabemos de muchas que lo han hecho en contextos completamente naturales. Esto no lo comunican o lo comunican en espacios muy íntimos porque la gente no lo entiende o lo vive como una perversión o algo rarísimo.

 

Yo tengo oído por parte de la liga de la leche de experiencias de madres que han generado leche sin ser madres, han puesto al bebe…

 

Eso en EEUU ha sido una realidad, e incluso hay literatura que habla de cómo sucede con los úteros de alquiler y los niños que surgen en este contexto. Y sabemos que ha habido en EEUU madres adoptivas que se han provocado la lactancia a través de estimulación u otro recurso y son capaces de amamantar.

 

Por último Javier, ¿algunos materiales o lecturas que pudieras recomendarnos para comprender mejor la realidad de la adopción?

 

Bueno, yo diría que en los últimos años han surgido libros. El punto de partida el libro:"Soy Adoptado" de David Brodzinsky. Ha supuesto una guía importante porque él habla del proceso evolutivo de las necesidades de los adoptados, está ahora reeditado. Ha estado muchos años agotado incomprensiblemente, no entiendo yo como ese libro no se ha editado hace 15 años porque fue una edición que se agotó y que nunca más se reedito hasta que ahora Grupo 5 lo ha reeditado. Para mi es un libro básico.

 

Evitaría libros donde no se hable del abandono, donde se intente normalizar a cualquier precio o donde se relativicen las experiencias de sufrimiento que han tenido las personas víctimas de abandono. Esta sería una recomendación general para toda la literatura.

 

Aquello que hable de la adopción como solamente como un hecho amable aislado del abandono a modo de cuentos donde todo es bonito y de color de rosa no los recomendamos … Hay una colección de cuentos que habla de origenes por paises como

“Soy de Ucrania” …China, Rusia, Colombia… que no mencionan el abandono y lo que esto supone para el niño. Son confusos. No, nosotros no los recomendamos. Es más los rechazamos porque lo que generan es confusión. Los niños no nacen el día que los adoptamos sino que ya tuvieron previamente una experiencia que tiene que ser integrada para que el ser humano sea completo.

 

La adopción no es una mala experiencia, es la parte buena que tiene el abandono pero el abandono existió. Y eso los niños tienen que digerirlo para poder vivir y su entorno también. Todo el mundo. El entorno tiene que generar recursos para paliar el sufrimiento y las necesidades que tienen ellos, que son otras, y la familia tiene que acompañar a los niños en ese proceso de entender su historia. No es solamente que lo sepas. Es también un proceso de acompañamiento de lo para el niño o niña supone emocionalmente, lo que siente por eso que le sucedió. Porque pasan muchas cosas y hay muchas emociones ligadas a esa experiencia o a la conciencia de esa experiencia. El abandono es una experiencia más o menos dolorosa que debe ser trabajada y no condena a la persona a una psicopatología o a una vida desgraciada si se elabora adecuadamente.

 

Al menos escuchar, porque cuando le preguntas a un adolescente si alguna vez en su vida ha hablado de estos temas y te dice que no, cuando sabes que es uno de los temas centrales que explican por qué le han pasado 50.000 cosas…  pues dices aquí no es la familia la que ha fallado solamente o aquí no es el chico el que ha fallado solamente.

 

Aquí estamos fallando a nivel colectivo porque adoptar adoptamos todos y cuando una adopción fracasa, fracasamos todos y esto no es una responsabilidad exclusiva de la familia, porque muchísimas familias han pedido ayuda a todo tipo de técnicos, no han parado porque las familias tienen conciencia, tienen recursos y mucho compromiso y deseo pero no han encontrado… lo que han encontrado con frecuencia es a muchos oportunistas con ganas de hacer negocio fácil con el dolor y la angustia de las familias.

 

Muchas gracias Javier.

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